sábado, 7 de mayo de 2011

Más noches más


- No tengo sueño, cuéntame un cuento. - dijo ella. Era la primera vez en mucho tiempo que no podía dormir de la alegría.
- Yo sí que tengo sueño, así que cuéntatelo tú. - contesté con mis ojos en la tercera fase del sueño.
- Érase una vez una niña, que estaba muy enferma. Necesitaba un trasplante urgente. Un día le llamaron a su casa y le dijeron que tenía que marchar al hospital para ser operada. Sus padres y ella salieron corriendo para allá y la niña fue ingresada. Cuando la metieron al quirófano, la niña dejó de estar asustada, pues el quirófano tenía todas las paredes pintadas de vivos colores. Los médicos y enfermeros tenían en vez de máscaras y gorros, alegres narices rojas y sombreros de punta. Los utensilios de la operación no estaban afilados y tenían las puntas acabadas con bonitas figuras. Ella se sentía feliz y en paz. Le gustaba ese sitio. El médico le decía con voz suave que todo iba a salir bien y ella no podía parar de sonreír. Un enfermero con sumo tacto le colocaba una mascarilla y juntos contarían hasta diez...
Uno...dos...tresss...cua..cuatro...cinco...seeis..sie...

Has vuelto, y no podría estar más contenta por ello.



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