viernes, 28 de enero de 2011

Sueños que olvidas al despertar

Zahara - (Chico Fabuloso):

Yo jugaba con la espuma de baño,
mientras tu te frotabas la piel porque te sentías sucio.
Yo te regalaba semillas de exóticas flores
y tú les hablabas poseído por Nietzsche
pero te olvidabas de regar la tierra.
Subimos a lo más alto para contemplar juntos lo que había bajo nuestros pies,
y desde aquel acantilado sólo se veía espesa niebla.
Como si aquel día fuera presagio de nuestro futuro tan incierto.
Falacias y más falacias.
Y lo nuestro pasó, como pasó el invierno.
Y mientras yo buscaba el lado que más me pesaba de la balanza,
tú actuabas.
Y todo por primera vez caía por su propio peso.
La burbuja explotó.
72 horas de luto bastaron y al tercer día resucité entre los puercos.
No hubo más dolor, la culpa desapareció, sólo quedaron recuerdos agridulces
y un país sin ganas de redescubrir.




domingo, 23 de enero de 2011

Los recuerdos son maravillosos si no tienes que afrontar el pasado.

Where did you sleep last night:

Yo suelo sentirme como un bicho raro, no soy capaz de pasar de una cosa a otra así, sin más.
La mayoría de personas, cuando tienen una aventura o una relación larga y rompen, la olvidan. Pasan a otra cosa y olvidan como si nada hubiera pasado.

Yo jamás he olvidado a alguien con quien he compartido algo, porque cada persona tiene sus cualidades propias. No se puede reemplazar a nadie, lo que se pierde se pierde.
Cada vez que he acabado una relación me afecta muchísimo, jamás me recupero del todo. Por eso pongo mucho cuidado en las relaciones, porque me duelen demasiado. ¡Aunque sea un rollo de una noche! No suelo tenerlos porque echaría de menos las cualidades propias de esa persona.


Necesito los pequeños detalles, son el reflejo de cada uno de nosotros. Es lo que echo de menos constantemente. Por eso no se puede reemplazar a nadie, porque todos estamos hechos de pequeños y preciosos detalles.

Texto: Antes del atardecer

martes, 18 de enero de 2011

Instantes

Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.

Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.


(poema atribuido a Jorge Luis Borges)


jueves, 6 de enero de 2011

Con erre de cambio


Frío como un hielo deseando deshacerse en llamas.
Y el no se qué me vuelve loco y busco en el rincón de los imposibles, quizás por gusto, quizás por ser amante de causas perdidas.
Y el tiempo pasa y me agota, como se agotan los soles de invierno que dan permiso para salir a la luna antes y encerrarse más tarde.
Y espero...y desespero.
Entonces busco, y encuentro sucedáneos que llenan el hueco del sexo sin amor.
Más mi libertad siempre corrió más que mis miedos y ella lleva los pantalones.
No quiere perderse los sabores que le ofrece lo desconocido.
Lo prueba,
le gusta,
disfruta lo dulce y escupe lo amargo.
Verdugo de su propia elección, pues siempre estuvo harto del victimismo de su vacío.
El mirar atrás le provoca una tonta sonrisa, y entonces vuelve a girarse al frente y encuentra belleza a la niebla que no permite observar por donde camina.
Quizás pise mierdas, quizás encuentre monedas, quizás olvide de atarse los cordones y tropiece con ellos o quizás alguien le ponga zancadillas y caiga de boca, quizás se descalce y camine por arena fina o quizás los zapatos se desgasten de andar por duras rocas...


Lo que nadie nos avisó es que desear y el tiempo nunca fueron grandes amigos.