martes, 14 de diciembre de 2010

El arte es la ciencia de lo inútil

Tattle Tale, Glass Vase Cello Case:


-¿Quiere decir usted que desprecia las artes; que las considera algo trivial, y a quienes las practican gentes desocupadas que no tienen otra cosa que hacer?
-¡Nada de eso, doctor! ¡Considero que el arte es tanto más sublime cuanto mayor es su inutilidad!

-Explíquese mejor.

-El hombre es el único animal que se crea necesidades que nada tienen que ver con la subsistencia del individuo y con la reproducción de la especie. No le basta comer alimentarse, sino que condimenta los alimentos, de modo que añaden placer a la satisfacción de su necesidad. No le basta vestirse para abrigarse, sino que añade, a esta función tan elemental, la exigencia de confeccionar su ropa con determinadas formas y colores. No se contenta con cobijarse, sino que construye edificios con líneas armoniosas y caprichosas que exceden de su necesidad: lo cual no ocurre con la guarida del zorro, la madriguera del conejo o el nido de la cigüeña. ¿Hay algo más inútil que la corbata que lleva usted puesta? ¿De qué le sirve al estómago una salsa cumberland o un chateaubriand a la Périgord? ¿Qué añade al cobijo del hombre el friso de una escayola o las orlas en forma de signos de interrogación de los hierros que sostienen el pasamano de una escalera? Pues bien: todo eso que está inútilmente añadido a la pura necesidad... ¡ya es arte!
...
-Pues bien -continuó Alicia-. En el momento mismo en que el espíritu creador del hombre se despegó incluso de la necesidad primaria para producir sus lucubraciones, nacieron las grande Arte: la Poesía, La Danza, la Música y la Pintura.

...
Que queda por último, la Música. ¿Qué mayor inutilidad que unir unos ruidos con otros ruidos que no expresan directamente nada y que pueden ser interpretados de mil distintas maneras según el estado de ánimo de quien los escuche? ¿A quién alimenta eso? ¿A quién abriga? ¿A quién cobija? ¡A nadie! La Música es la más inútil, biológicamente hablando, de todas las Artes y, por ello, por su pavorosa y radical inutilidad, es la más grande de todas ellas; la menos irracional, la más espiritual, la más humana...



Fragmento de Los renglones Torcidos de Dios, Luca de Tena
Imagen, mi pintura preferida, El Amor de Gustav Klimt

martes, 7 de diciembre de 2010

Camino arriba iré


Me gusta la gente que no sabe lo que quiere.
Es así porque espera que la vida le de algo más allá de lo que ha visto u oído hasta ahora y tiene esperanzas de algún día poderlo encontrar.
Y no lo querrá, lo amará.


Foto BelySaratoga.

jueves, 2 de diciembre de 2010

8.17 am


Posos de café, servilletas arrugadas, miguillas de pan que no quieren quedarse solas. Música maquinera y conversaciones jubiladas blasfemando al hombre del tiempo por haberse vuelto a equivocar y al Presidente por...por el mero hecho de ser Presidente.
Me encuentro en una de las principales fuentes de inspiración de los bohemios para escribir y no se me ocurre nada...
Puede ser por el hecho de que no soy buena madrugadora y me inspiran más unas sábanas blancas.
O quizás porque mi vida me resulta tan insípida últimamente que no se que destacar y uno debe escribir de lo que vive, para escribir de lo que sabe.
Quiero subir ya al autobús.
Pegar mi cabeza como una ventosa a la ventanilla, aplastar con mi asiento al pasajero de detrás, desconectar mi mente y pensar en algo banal, cómo aquel niño del anuncio que tan estúpido parece cuando llama a su padre...Mientras escucho canciones inspiradoras e intento buscar durante todo el camino alguna postura cómoda, sin finalmente encontrarla.
Tres Ocho Cinco Cero Be Jota Ka...Si a ocho le resto tres y cinco, me queda cero...otra matrícula resuelta.
La mayoría de las personas, no se paran a disfrutar de los viajes, sólo se impacientan por alejarse o llegar a su destino.
Pero...los viajes son mucho más que un traslado. Es un momento único e irrepetible.
Al destino le encanta utilizarlos para unir a gente...¿Quién no ha cruzado miradas o algo más con algún atractivo desconocido?, y se ha alegrado por saber que durante un pequeño periodo de tiempo esa persona permanecerá a su lado...


Ya quedan menos minutos.
Puede que camine a la estación y siga esperando allí, mientras veo pasar la gente.
Me gusta imaginar grandes historias sobre que les lleva a cada uno a coger un autobús, que les lleva a viajar tantos kilómetros, cuánto de largo será su viaje, quién les esperará cuando se bajen,..
Todo el mundo cuando viaja lo hace con algún sentido y para encontrarse o huir de alguien. Para darle un cambio a su vida por algunos minutos, horas o días. ¿No es mágico?
Si el limbo existe, sin duda tiene que tener forma de autobús.
9.15 am. Empieza mi viaje.